No a los sermones
A las mujeres nos encanta el drama y los monólogos. Sí, esas conversaciones eternas con nuestra pareja como audiencia pasiva. Esos discursos de horas donde se repite el mismo argumento, una y otra vez.
Nos quejamos porque él miró a otra mujer, porque no tendió la cama, por que llegó tarde, porque se le olvidó llamar o llamó tarde, porque no nos escucha, porque no nos entiende… En fin, por una lista interminable de motivos que aburren a cualquiera.
No limites su espacioSi te quejas porque mientras tú quisieras estar las 24 horas del día a su lado, él prefiere el partido de fútbol de los domingos; los programas deportivos, desde fórmula uno hasta la temporada regular de la NBA; y las noches de copas con los amigos... entonces tú eres el problema.
El problema no está en que ellos necesiten su espacio, sino en que nosotras no. El peor error femenino es dejar que nuestro mundo gire alrededor de ellos y eliminar por completo nuestros sueños individuales.
No lo intentes cambiarSi encontraste al hombre de tu vida, el príncipe soñado, el hombre que te hacer sentir feliz y completa, no intentes cambiarlo. Uno se enamora de las personas por lo que son, no porque sean perfectas.
Si tu pareja necesita unos pequeños ajustes para estar “mejor” lo ideal es que, por doloroso que sea, lo dejes encontrar una persona que lo ame tal y como es, y así tu podrás hacer lo mismo.
No seas celosaLos celos son muestra de inseguridad. No es necesario andar de espía con tu pareja para asegurarte de su fidelidad. Si no es para ti, no abra seguimiento de ropa, e-mail, ni celular que valga.
No controles cada uno de sus movimientos y miradas. Igual, aunque estés enamorada puedes apreciar la belleza a tu alrededor. Claro, en forma respetuosa y moderada.
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