La leche materna es el alimento por excelencia durante el primer año de vida, y de ella dependen adecuado crecimiento físico y desarrollo de facultades intelectuales; sin embargo, productos como alcohol, café, tabaco y medicamentos pueden alterar sus propiedades y afectar al bebé. Descubra por qué y cómo evitar problemas.
Los pediatras suelen mencionar, una y otra vez, que amamantar a un recién nacido es primordial para garantizar la salud del pequeño. Esto se debe a que la leche materna contiene los nutrientes requeridos para su crecimiento, y alta capacidad protectora contra las infecciones, pero también porque promueve el desarrollo de los mecanismos articulares y musculares que permitirán al niño deglutir y masticar alimentos sólidos a partir de entre el 4º y 6º meses de vida.
Otra ventaja que se deriva de este proceso consiste en que el contacto corporal facilita el acercamiento entre madre e hijo, hecho que será decisivo para que el infante se sienta amado y, al crecer, pueda relacionarse adecuadamente con sus compañeros de escuela, familiares y vecinos, según han descubierto algunas investigaciones en psicología infantil.
Para que la leche sea un alimento adecuado, la madre debe contar con una dieta balanceada en la que se incluyan cereales, verduras, frutas, lácteos, carne, grasas y agua, ya que literalmente todo lo que ingiera le será dado al niño a través del pecho. Es muy importante tomar en cuenta esto último debido a que el consumo de alcohol, café, cigarrillos y medicamentos deberá evitarse para tratar de que el bebé no ingiera sustancias que pueden dañar su salud. Veamos por qué.
Tabaco
A decir de varios estudios y observaciones, la leche producida por madres que fuman no sólo sabe, sino que también huele a tabaco al cabo de 20 o 30 minutos después de fumarse un cigarrillo; más aún, la nicotina llega a impregnar el alimento y se cree que esto puede ser motivo de que algunos infantes sean consumidores al llegar a la edad adulta.
Aunque el seno materno filtrará algo de nicotina, la mejor recomendación es no fumar durante la lactancia. Considere que si fuma más de 20 cigarros al día puede reducir la producción de leche e, incluso, causar las siguientes condiciones en el bebé:
- Nauseas.
- Vómitos.
- Cólicos.
- Dolor abdominal.
- Calambres.
- Diarrea.
Por otro lado, cabe añadir que se han realizado diversas investigaciones sobre los efectos del tabaco en fumadores pasivos, es decir, en quienes están expuestos indirectamente al humo, y aquellos que corren mayor peligro son los niños cuando sus padres y otras personas fuman en su entorno. Se sabe con certeza que los bebés expuestos al tabaco, ya sea durante la gestación o en los dos primeros meses de vida, tienen mayores probabilidades de desarrollar enfermedades en garganta y pulmones, además de que son más vulnerables a sufrir muerte de cuna o síndrome de muerte súbita (el pequeño fallece debido a que deja de respirar mientras duerme).
Por ello es muy importante que, además de la madre y el padre, los familiares y amigos que se encuentren de visita se abstengan de consumir cigarrillos mientras estén cerca del recién nacido.
Alcohol
Las bebidas alcohólicas que consume la mujer que amamanta pueden afectar notablemente a un bebé, ante todo si tomamos en cuenta que el cerebro del infante se encuentra en formación durante el primer año de vida y que por ello las sustancias contenidas en cerveza, tequila, whisky, vodka o similares pueden interferir en el desarrollo neuronal y afectar permanentemente las facultades intelectuales.
El alcohol pasa libremente a la leche materna y llega a su máxima concentración dentro de 30 a 60 minutos después de ingerido, aunque si se toma con alimentos alcanza su punto mas alto en 60 o 90 minutos. La mejor recomendación es no beber alcohol, pero si piensa hacerlo tome en cuenta lo siguiente:
- El hígado procesa sin dificultad sólo 15 mililitros de alcohol por bebida, lo que equivale más o menos a un vaso pequeño de vino. Los pediatras son tajantes al afirmar que la madre sólo puede ingerir un trago, máximo dos por día (30 mililitros en total), y que debe haber un lapso de más de tres horas de diferencia entre uno y otro.
- Si el pediatra aprueba el consumo de alcohol, bébalo justo después de amamantar y no antes.
- Extráigase leche antes de tomar alcohol para tener un biberón de reserva si es necesario.
- Si ha bebido deberá esperar dos horas después de la última copa para alimentar a su bebé, lo que permitirá que la mayoría del alcohol salga de su organismo.
Cafeína
Casi todas las mujeres pueden tomar 1 o 2 bebidas con esta sustancia (café, té negro, refresco de cola o energetizantes) al día sin afectar a su bebé. Sin embargo, algunos niños son más sensibles, por lo que los padres deben estar atentos a las señales que les dé su hijo para saber si hay que moderar o suspender su consumo:
- Debido a que la cafeína estimula al sistema nervioso, usted notará que afecta al niño cuando éste manifieste cólicos, falta de sueño, nerviosismo, irritabilidad y falta de apetito.
- Si el infante está inquieto después de haber ingerido leche y la mamá ha bebido café o un similar, deberá disminuir la dosis que consume durante un par de semanas. Los recién nacidos no pueden eliminar la cafeína del cuerpo tan rápido como los niños y adultos.
- Cuando la sensibilidad persista, suspenda definitivamente las bebidas así como otros productos con estimulantes, como el chocolate.
- Nunca beba café en la noche para después amamantar al niño, pues puede ocasionarle insomnio.
- Consulte a su pediatra, seguramente le aconsejará tomar café y té descafeinados.
Medicamentos
Éste es quizás el punto más difícil de cumplir. Si la madre presenta un malestar menor y de evolución corta, como gripe o diarrea, la mejor recomendación es no tomar medicamentos, ya que estas enfermedades son eliminadas por el organismo de manera natural, y con medidas generales (reposo, evitar cambios de temperatura, tener buena alimentación) evolucionan sin complicaciones.
En caso de tomar medicinas, éstas deben ser siempre indicadas por el médico, ya que autorrecetarse durante el embarazo y lactancia es riesgoso para el crecimiento del niño, quien pudiera tener problemas de desarrollo o generar enfermedades como alergia e intoxicación. Siga las sigueintes recomendaciones:
- Si está enferma y visita al médico, hágale saber que está amamantando a su bebé para que le recete un medicamento seguro.
- Cuando el especialista le recete un fármaco que requiere suspender la lactancia, dígale que es muy importante para usted seguir amamantando y sugiérale la posibilidad de otro medicamento.
- Si no tiene otro recurso que dejar de dar pecho, siga las instrucciones de su médico respecto al tiempo que deberá pasar para reiniciar la alimentación con leche materna.
- Notifique inmediatamente a su pediatra si debe seguir un tratamiento médico, de este modo le podrá recomendar una fórmula láctea que sustituya al pecho.
- En caso de que se someta a terapia con fármacos y el médico indique que puede continuar con la lactancia, procure tomar el medicamento inmediatamente después de terminar de alimentar al bebé para que éste no ingiera sustancias riesgosas.
- También puede usar un tiraleche para guardar un biberón de reserva antes de consumir la dosis indicada. Descarte aquella leche que obtenga inmediatamente después de tomar el medicamento.
- Ponga atención a las posibles alteraciones que presente su bebé durante el tratamiento. Cambios en su ritmo de sueño y alimentación, irritabilidad, enrojecimiento de la piel o diarrea deben reportarse de inmediato al especialista que le indicó el medicamento, o al pediatra.
- Tome en cuenta que los niños prematuros o de bajo peso son más susceptibles a los medicamentos presentes en la leche materna, y que entre más grande sea el bebé o si ya come alimentos sólidos, tiene menos riesgo de sufrir efectos secundarios.
- En la medida de lo posible, evite el uso de medicamentos que nunca ha consumido y prefiera aquellos que ya ha utilizado, así reducirá el riesgo de sufrir alguna alergia o intoxicación.
- Algunas pastillas anticonceptivas pueden disminuir la producción de leche. Pregúntele a su médico acerca de otras opciones que le permitan evitar un embarazo.
- Siempre consulte al pediatra sobre los efectos que puede tener la administración de medicamentos de uso común, como vitaminas o aquellos que alivian dolor o síntomas de resfriado.
Tome en cuenta que la leche materna es muy importante para su bebé, ya que contiene cantidades apropiadas de carbohidratos, proteínas, grasa, enzimas digestivas, minerales, vitaminas, anticuerpos y hormonas que requiere, por lo que bien vale hacer el esfuerzo de evitar el consumo de productos que disminuyan la calidad del vital líquido e impacten innecesariamente el desarrollo del pequeño. Por último, recuerde que la última palabra en cuanto al consumo de medicinas o estimulantes depende del pediatra, por lo que debe consultarlo siempre que tenga dudas al respecto.
Fuente: saludymedicinas.com.mx
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